martes, 23 de diciembre de 2008

martes, 16 de diciembre de 2008

sábado 20 de diciembre


Saeta

Todo está en calma
la lluvia resiste
se hace esperar

El viento acompaña
responde si falta
el capitán

Sabés,
yo giro al revés de la tierra
tal vez
deberías cuidarte un poco más

Es viejo el destino
que empuja mi puerto
hacia otro lugar

Sabés,
yo voy al revés de la gente
y tal vez
desearía viajar un rato más.

miércoles, 10 de diciembre de 2008

Este viernes


Voy a esperar hasta que baje un poco el sol: Tripa corazón por Mauricio Rongvaux

Primero hay que saber amar. A esperar no se aprende, cada cual espera como puede. Revolcándose en un vaso de vino o nadando en una cama que rebalsa de agua. Primero hay que saber amar. La tristeza murmulla para adentro, la tristeza no tiene letra. La espera es sólo del enamorado, quien no ama no espera. La espera tiene su propia palabra, es el presagio. Esperar es mirar desde el futuro lo inexorable, sólo hay que saber amar. Las infinitas formas de la espera desconocen de tristezas y de angustias, desconocen qué espera le arrebatará la muerte. Cuando el pesimismo tiñe la espera es mejor volver amar. Los que organizarán el pesimismo serán los enamorados. Primero hay que saber amar. Después viene la espera. Los amantes del dolor trazan una espiral infinita, la soledad de la que hablan, la que va ahondándose, la de los versos y tratados, es el terreno baldío en el que sólo cabe uno. El centro de la espiral es siempre el sí mismo. La espera conoce así una de sus formas más patéticas: el aplazamiento. Es el pesimismo del presente, o el presente pésimo que en el maltrato de sí busca que su amante, una vez más, se diluya. Le excitaba tomar merca en el baño de La Cubana y cogerse en el espejo. El amor tiene formas exóticas. Después partir. Después partir, primero saber amar. El partir es un preparativo, un chorrear desgajándose. Un amante ha partido, sólo partiendo sabrá amar. Explicar con palabras de este mundo que partió de mí un barco llevándome. Alejandra, siempre tan afectada, escribe después de haber partido. Los enamorados elogian, gozan la alegría de elogiar. Helena es, quizá, el único amor imposible y sin embargo nos ha enseñado a amar. Algunos aún la esperan.






 Yuyú comienza a esperar cuando sonríe. Es el último gesto, viene de otro lado. Alguien le había susurrado, por lo bajo. Ya no soy yo quien te ve partir. Y al fin andar sin pensamiento. El que parte para saber amar, el que después parte para primero saber amar, el que ya no es él mismo, el extraviado, el que se pierde de sí es el enamorado. Lo difícil es perderse, el ganarse no es más que un aplazamiento del amor. En un estanque de vino se caerá el Narciso del nuevo milenio. El amor es la alegre incertidumbre del andar sin pensamiento. Pero el pensamiento no se pierde en la ausencia, primero hay que querer amar.

miércoles, 3 de diciembre de 2008

domingo, 9 de noviembre de 2008

miércoles, 15 de octubre de 2008

jueves, 9 de octubre de 2008

viernes, 3 de octubre de 2008

jueves, 2 de octubre de 2008

lunes, 29 de septiembre de 2008

Después de 33 horas sin dormir

Hoy
Me despierto a la mañana
Después de treinta tres horas sin dormir
Ni pensar
En lo que pudo haber pasado
Si no te hubiese encontrado

Hoy
Me di cuenta caminando
Que tal vez ya fuimos algo alguna vez
en el pasado
Y me animé a contartelo

Me miraste de costado
Me dijiste, esto no es raro,
Somos hoy vos y yo.
Me miraste de costado
Me dijiste, esto no es raro,
Somos hoy vos y yo

Hoy, voy, voy
A confiar en tu mirada
Felizmente abandonada en el camino
Hacia el tren
A donde voy
Hoy

Te sentaste de mi lado
Me dijiste, esto no es raro
Somos hoy vos y yo.
Te sentaste de mi lado
Me dijiste, esto no es raro
Somos hoy vos y yo.

lunes, 22 de septiembre de 2008


CICLO 225 INVITA
Viernes 26 de Septiembre
LINDA LINDA
Dúo integrado por Marilina Calós (clarinete, violín y voz)
y Verónica Bonafina (guitarra criolla y voz).

Louis Antro Bar , Concepción del Uruguay, Entre Ríos
$5 + un libro o útil escolar
http://www.ciclo225.blogspot.com/

jueves, 11 de septiembre de 2008

¿Internacionalizar?

Durante un debate en una universidad de Estados Unidos, le preguntaron al ex gobernador del Distrito Federal y actual Ministro de Educación de Brasil, CRISTOVÃO 'CHICO' BUARQUE, qué pensaba sobre la internacionalización de la Amazonia
Un estadounidense en las Naciones Unidas introdujo su pregunta, diciendo que esperaba la respuesta de un humanista y no de un brasileño.
Ésta fue la respuesta del Sr. Chico Buarque:
'Realmente, como brasileño, sólo hablaría en contra de la internacionalización de la Amazonia. Por más que nuestros gobiernos no cuiden debidamente ese patrimonio, él es nuestro. Como humanista, sintiendo el riesgo de la degradación ambiental que sufre la Amazonia, puedo imaginar su internacionalización, como también de todo lo demás, que es de suma importancia para la humanidad.
Si la Amazonia, desde una ética humanista, debe ser internacionalizada, internacionalicemos también las reservas de petróleo del mundo entero. El petróleo es tan importante para el bienestar de la humanidad como la Amazonia para nuestro futuro. A pesar de eso, los dueños de las reservas creen tener el derecho de aumentar o disminuir la extracción de petróleo y subir o no su precio.
De la misma forma, el capital financiero de los países ricos debería ser internacionalizado. Si la Amazonia es una reserva para todos los seres humanos, no se debería quemar solamente por la voluntad de un dueño o de un país. Quemar la Amazonia es tan grave como el desempleo provocado por las decisiones arbitrarias de los especuladores globales. No podemos permitir que las reservas financieras sirvan para quemar países enteros en la voluptuosidad de la especulación.
También, antes que la Amazonia, me gustaría ver la internacionalización de los grandes museos del mundo. El Louvre no debe pertenecer solo a Francia. Cada museo del mundo es el guardián de las piezas más bellas producidas por el genio humano. No se puede dejar que ese patrimonio cultural, como es el patrimonio natural amazónico, sea manipulado y destruido por el sólo placer de un propietario o de un país. No hace mucho tiempo, un millonario japonés decidió enterrar, junto con él, un cuadro de un gran maestro. Por el contrario, ese cuadro tendría que haber sido internacionalizado.
Durante este encuentro, las Naciones Unidas están realizando el Foro Del Milenio, pero algunos presidentes de países tuvieron dificultades para participar, debido a situaciones desagradables surgidas en la frontera de los EE.UU. Por eso, creo que Nueva York, como sede de las Naciones Unidas, debe ser internacionalizada. Por lo menos Manhatan debería pertenecer a toda la humanidad. De la misma forma que París, Venecia, Roma, Londres, Río de Janeiro, Brasilia... cada ciudad, con su belleza específica, su historia del mundo, debería pertenecer al mundo entero.
Si EEUU quiere internacionalizar la Amazonia, para no correr el riesgo de dejarla en manos de los brasileños, internacionalicemos todos los arsenales nucleares. Basta pensar que ellos ya demostraron que son capaces de usar esas armas, provocando una destrucción miles de veces mayor que las lamentables quemas realizadas en los bosques de Brasil.
En sus discursos, los actuales candidatos a la presidencia de los Estados Unidos han defendido la idea de internacionalizar las reservas forestales del mundo a cambio de la deuda. Comencemos usando esa deuda para garantizar que cada niño del mundo tenga la posibilidad de comer y de ir a la escuela. Internacionalicemos a los niños, tratándolos a todos ellos sin importar el país donde nacieron, como patrimonio que merecen los cuidados del mundo entero.
Mucho más de lo que se merece la Amazonia. Cuando los dirigentes traten a los niños pobres del mundo como Patrimonio de la Humanidad, no permitirán que trabajen cuando deberían estudiar; que mueran cuando deberían vivir.
Como humanista, acepto defender la internacionalización del mundo; pero, mientras el mundo me trate como brasileño, lucharé para que la Amazonia, sea nuestra. ¡Solamente nuestra!'.

martes, 9 de septiembre de 2008

jueves, 4 de septiembre de 2008

Blues

Enredada en la nostalgia
vas hurgando en el vacío
de tu corazón,
buscando restos de algo vivo.

Asfixiada en tu mortaja estás penando
y te ha dejado hasta la soledad
como quien deja a un amigo;

No creo en tu pesar,
lo que duele es el olvido.
No creo en tu pesar,
lo que duele es el olvido.

Ese amor te queda viejo
y un fantasma en el espejo
te devuelve lo que quieras ver,
siempre y cuendo no sea mucho.

Y es el brillo de lo nuevo
lo que asusta y te da miedo
arriesgarte
a elegir otro camino.

No creo en tu pesar,
lo que duele es el olvido;
No creo en tu pesar,
lo que duele es el olvido.

martes, 2 de septiembre de 2008

jueves, 28 de agosto de 2008

martes, 26 de agosto de 2008

Qué viva Caicedo!


"Tú, no te detengas ante ningún reto. Y no pases a formar parte de ningún gremio. Que nunca te puedan definir ni encasillar.

Que nadie sepa tu nombre y que nadie amparo te dé.

Que no accedas a los semejantes de la celebridad. Si dejas obra, muere tranquilo, confiado en unos pocos buenos amigos. Nunca permitas que te vuelvan persona mayor, hombre respetable.

Nunca dejes de ser un niño, aunque tengas los ojos en la nuca y se te empiecen a caer los dientes.

Tus padres te tuvieron. Que tus padres te alimenten siempre, y págales con mala moneda. A mí qué. Jamás ahorres. Nunca te vuelvas una persona seria. Haz de la irreflexión y de la contradicción tu norma de conducta. Elimina las treguas, recoge tu hogar en el daño, el exceso y la tembladera.

Todo es tuyo. A todo tienes derecho y cóbralo caro.

No te sientas llenecita nunca.

Aprende a no perder la vista, a no sucumbir ante la miopía del que vive en la ciudad. Armarte de los sueños para no perder la vista.

Olvídate de que podrás alcanzar alguna vez lo que llaman "normalidad sexual", ni esperes que el amor te traiga paz. El sexo es el acto de las tinieblas y el enamoramiento la reunión de los tormentos. Nunca esperes que lograrás comprensión con el sexo opuesto. No hay nada más disímil ni menos dado a la reconciliación.

Tú, practica el miedo, el rapto, la pugna, la violencia, la perversión y la vía anal, si crees que la satisfacción depende de la estrechez y de la posición predominante. Si deseas sustraerte a todo comercio sexual, aún mejor.

Para el remedio que te ha infectado el censor, no hay remedio mejor que el asesinato.

Para la timidez, la autodestrucción.

Adonde mejor se practica el ritmo de la soledad es en los cines. Aprende a sabotear los cines.

No accedas al arrepentimiento ni a la envidia ni al arrisbismo social. Es preferible bajar, descalzarse; alcanzar el término de una carrera que no conoció el esplendor, la anónima decadencia.

Para endurecer la unidad sellada, ensaya dándote contra las tapias.

No hay momento más intenso ni angustioso que el despertar del hombre que madruga. Complica y prolonga este momento, consúmete en él. Agonizarás lentamente y de berrido en berrido enfrentarás los nuevos días.

Es prudente oír música antes del desayuno.

Tú, disimula el olvido. Aprende a contemplar inconmovible toda génesis. Si te tienta la maldad, sucumbe: terminareís por rodar juntas del mismo brazo.

Come todo lo que sea malo para el hígado: mango biche y hongos y pura sal, y acostúmbrate a amanecer con los gusanos. Créete ceiba, que también cría parásitos.

Tú, no te preocupes. Muérete antes que tus padres para librarlos de la espantosa visión de tu vejez. Y encuéntrame allí donde todo es gris y no se sufre. Somos muchas. Incomunica el dato."

Miércoles 27 de agosto, 20 hs.
Librería Fedro
Carlos Calvo 578, San Telmo.

jueves, 14 de agosto de 2008

Vero, ponete las pilas y mete algo en el blog........

jueves, 7 de agosto de 2008

viernes, 1 de agosto de 2008

domingo, 20 de julio de 2008

Andrés


Antes de despedirnos de Andrés le pedí a Vero que nos saque una foto, se arregló la camisa y rodeando mi hombro con fuerza poso para la cámara, me dió un pedazo de papel y pidió que le escriba mi nombre, para acordarme del nombre de una amiga, me dijo.

sábado, 5 de julio de 2008

cortesía..

..La señora Wrightson se quedó boquiabierta, y Francis la miró para asegurarse de que se daba cuenta de que estaba siendo grosero intencionadamente.La anciana giró en redondo y se alejó de él, tan herida emocionalmente que lo hizo rengueando.A francis lo envolvió un sentimiento maravilloso, como si estuvieran agitando luz a su alrededor.La toma de conciencia de los muchos años transcurridos desde la última vez que había disfrutado mostrándose deliberadamente descortés sirvió para calmarlo.Entre sus amigos y vecinos había personas brillantes y con talento, pero también muchos de ellos eran gente aburrida y estúpida, y él había cometido la equivocación de escucharlos a todos con idéntica atención.Había confundido el amor cristiano con la falta de discernimiento, y le pareció que se trataba de una confusión muy generalizada y destructiva.Le estaba agradecido a la muchacha por aquella reconfortante sensación de independencia.El cielo brillababa como esmalte.Incluso el olor a tinta del periódico de la mañana intensificó sus ganas de vivir, y el mundo que se extendía a su alrededor era, sin lugar a dudas, un paraíso.

fragmento del cuento "El marido rural" de John Cheever

miércoles, 2 de julio de 2008

lunes, 30 de junio de 2008

Ya pasó


No queda nada más
que esperar
Aullar el último grito
Ya pasó
Vengo derrumbando
Sin déjar de pensar
Que lo mejor
ya pasó.

No me vengas con versos
sin razón
la vida es un invento
ya lo sé
no es una decisión
que yo pueda tomar
pero estos días
me están demás.

Vengo derrumbando
sin dejar de pensar
que lo mejor ya pasó
ya pasó.

lunes, 23 de junio de 2008

domingo, 15 de junio de 2008

Alguito..


Para Vero


Hoy voy a darte algo chiquito, para qué mentir.
Una vez ví lo inabarcable, pero vivo rodeada de cosas pequeñas. Ellas y yo tenemos por costumbre ignorarnos hasta el momento en que, frente a frente, nos ponemos a bailar con feroz simplicidad.

martes, 10 de junio de 2008

LInda-Linda para ver en you tube‏

From:
marilina calos
Sent:
Thursday, June 05, 2008 5:18:09 PM

Hola, hay 3 temas de la fecha del CC Recoleta que grabó una amiga y los subió a you tube si quieren ver algo:

http://www.youtube.com/watch?v=t7I0qIieqx0

http://www.youtube.com/watch?v=6fz12IERAsE

http://www.youtube.com/watch?v=EIqW6bc3NpE

besos!!

viernes, 30 de mayo de 2008

Próxima fecha 04/05, 20 Hs CCRecoleta


Canciones de otoño

Lo que trae la tarde

Cae la tarde desnudando su tristeza ante mí.
A través de las sombras llega el eco de lo que va a venir.

Si mañana todo es gris y se hizo tarde,
estará aún tu resplandor para aliviarme.


Turbia tarde del otoño gris

No te asomes a la puerta,
no me espies en la noche,
turbia tarde del otoño gris.

No te acerques, con tu calma
alta impía lluvia del desierto
lluvia de verano, invierno peruano al fin.

Hace tiempo que estoy turbada
no quiero soltarme de tu mano
turbia tarde del otoño gris.

(... )
no busques palabras
(....)
no estás obligada a hablar
turbia tarde del otoño gris.

lunes, 19 de mayo de 2008

Bajo el sol

Bajo el sol, bajo el sol
Vos
Saliste a caminar
por las calles de la Paz

Bajo el sol, bajo el sol

Saliste del hotel
a tomarte un nescafé

En el alto están los pobres
Quien se anima a subir
dejando libre el paso ascensor

para ver

cómo se vive al revés.
cómo se vive al revés.


Bajo el sol, bajo el sol.
Vos,
Pensaste en no volver
a tu casa otra vez.

Frente a frente con la historia
Que quisiste escribir
Arriba siempre pero bajo el sol.

La Paz

Sola en La Paz me propuse terminar con algo, algo de eso todo que siempre siento que tengo que terminar. Porque me la paso acumulando melodías, frases y rasgueos como nuestra amiga Sabrina acumulaba telas: para hacer algo con eso. El problema es que tampoco era cuestión de andar machacando sobre la misma idea todo el día. Así que después de dos horas, dos horas y media, y un sándwich de palta completo, salía a caminar.
Elegía siempre distintos caminos y, generalmente, hacía parada en un parque o en una plaza para descansar y fumarme un cigarrillo.
En febrero, en La Paz, el clima en es bastante diferente al de Buenos Aires. Llueve y sale el sol tres veces al día, como si fuera verano, pero la temperatura es invernal. Hace frío y el sol se siente débil en la cara, aun estando 3800 metros más cerca.
A la hora del té podía elegir entre comprarme algo dulce –siempre un turroncito de cereales y miel- e ir a la videoteca, o meterme en un local de café a leer o simplemente hacer tiempo hasta la noche.

Para tomar café me gustaba el local de las señoras. Yo les decía “el de las señoras” porque lo atendían dos hermanas y sus hijas adolescentes. Además, las clientas eran siempre un grupo de mujeres de más de cincuenta que tomaban té y comían tortas mientras esperaban que sus hijos salieran de la escuela que quedaba enfrente.
A medida que los chicos iban apareciendo, entre las seis y las seis y media, llegaba la hora de despedirse de sus compañeras de mesa y de pedir, junto a la cuenta, media docena de Queque para llevar.
El local tenía sólo dos mesas: una grande y redonda, alrededor de la cual se sentaban las señoras, y una cuadradita, pegada a la pared, que era mi refugio.

También la videoteca era mi refugio cuando hacía mucho frío, un poco más cerca del hotel donde me estaba quedando. Ahí me fui poniendo al día con la escasísima producción de cine nacional. La mayoría de las producciones actuales eran documentales sobre los carnavales, los más recientes sobre la coca. No quería ver documentales, ya había visto miles en el II Festival de Cine under de Buenos Aires. Yo andaba buscando Los Andes no creen en Dios (2007), filamda en el salar de Uyuni, pero en la videoteca todavía no la tenían, así que me decidí por Chuquiago, también de Antonio Eguino pero con guión de Oscar Soria. Chuquiago narra cuatro historias que se cruzan en la idea de traición y decepción de clase. Un drama setentista que no descuida en su análisis el componente indígena-andino.
Chuquiago, es un río y también el nombre que lleva un barrio pobre del Alto de la paz. Ahí empiezala´película, en el Alto de los pobres e indígenas, al que luego se le contrapone, Sopocachi, el Bajo residencial de los ricos, blancos, profesionales e ilustrados. El cruce entre las historias se produce en centro criollo de la clase media, en el enfrentamiento entre jefes y empleados.
A esa altura del viaje ya conocía bastante bien las tres zonas. El Alto se parecía bastante a la salada, cerca de Puente de la Noria; y Sopocachi a Palermo Hollywood: lleno de bares chick y chicos bien, publicistas pastilleros, fanáticos del sushi. Era un barrio que nada decía de Bolivia más que por los carteles publicitarios de cerveza Paceña y los locales de Ceviche en los que almorzaba cuando vivía con Steve, frente al Canal II. Todos los gringos vivían ahí o en San Miguel, un barrio relativamente nuevo, onda new rich, donde se asentaba la creme de la creme andina.
Antes de mudarme con Steve, yo vivía en el centro, cerca de la terminal, del casco antiguo y de los mercados, a mitad de camino entre el Alto y Sopocachi. No existía el desayuno continental ni la cocina internacional, se desayunaba té de coca con salteñas de pollo, Pique Macho o platos muy mutantes como para entrarle a las nueve de la mañana. Yo me armaba mi propio combo, licuado de papaya o yogur de coco, pan y queso.

Cuando salí de ver Chuquiago ya se había hecho de noche. Tenía hambre. Pregunté la hora a una señora que vendía garrapiñadas y me dijo que no, que no hablaba inglés. Yo le dije que yo tampoco, que le estaba hablando en castellano. Pero no me creyó.
Devuelta en el hotel, me dí cuenta de que recién eran las siete y media de la tarde. A las nueve me tenía que encontrar con el trio de tango y Caro para ir a cenar. Empezaba a olvidar mi vida en Buenos Aires. Vivir de la música en La Paz no era un mal plan.
La habitación estaba fría, había dejado las ventanas abiertas. Desde el segundo piso podía ver las luces del Alto ya encendidas. Me abrigué bien, con lana y doble media, y me puse a tocar la guitarra. ¿Qué otra cosa mejor podía hacer?

lunes, 12 de mayo de 2008

Valsecito para Yuyú

Hoy
no es ayer
Y no hay nada más
Que este tonto instante
que no parece terminar.

Tal vez
yo me quede sentada acá
Sabrás caminar sin mirar atrás.

Ya no soy yo
Quien te ve partir
De espaldas al tiempo
intento hacerte sonreir

Tal vez
yo me quede sentada acá
Sabrás caminar sin mirar atrás.

Siento latir mi corazón
Me dice al oído que nunca hubo una razón

Y tal vez
yo me quede sentada acá
sabrás apurar el amargo trago del final

Y tal vez
yo me quede sentada acá
sabrás apurar el amargo trago del final.

La Boca

Cuando Marilina y Giuliana se mudaron a La Boca para mí fue hermoso. Porque había sido yo quien las había presentado aquella vez en la casa de la Gall sabiendo que podían pegar onda. Empezando porque las dos eran mujeres de carácter fuerte pero sobre todo porque a las dos les gustaba el reviente.
Para mí era lo más porque cada vez que iba a visitar a Marilina estaba Giuli y vice versa. Además como Mari era de Lomas y Giuli del centro, La Boca se convirtió en un antro criollo donde yo me sentía más que en familia. Ahí aprendí a escuchar la mejor samba brasilera y música gitana que Marilina venía recolectando desde que había empezado a tocar el violín. Pero además estaba la cumbia, porque en La Boca la cumbia brota hasta por rejilla del baño. Así que después de los asaditos que nos mandabamos en la terraza y dos o tres botellas de vino era imposible escaparle a la cumbia y al cuartetazo también.
Pero claro, la convivencia vuelve las cosas más difícles y Giuliana pronto empezó a odiar que Marilina no limpiara la casa con la misma energía que ella, y Marilina, a su vez, que Giuliana se lo hicera notar todo el tiempo.
Finalmente, después de uno poco más de dos años, se hartaron mutuamente y ahora cada una vive como quiere. Giuli en una masión en Parque Patricios, y Mari en el depto. con mejor balcón de cuadra, en Parque Centenario.
Sin embargo, en la reuniones, después de una buena cantidad de copetes Giuliana saca sus tutus e invita a su ex concubina a bailar como en las viejas épocas de La Boca. Tienen montadas coreografías y todo. Eso me hace pensar que ambas tienen buenos recuerdos de la casa y que si no fuera así Giuliana no le hubiese dedicado a Marilina uno de sus cuentos:
Horror vacui
“Yo no tengo ningún talento.”
Noelia “la Colo” Villagra

No sé en qué momento se bajó del bondi, pero sí me acuerdo de cuando subió en Constitución. Tenía la cara deforme: la piel chamuscada y como pegada a los huesos. Parecía que le hubieran arrancado parte de la nariz. Las quemaduras le llegaban hasta el cuello. Llevaba anteojos negros y el pelo suelto, un poco sobre la cara como para cubrirse. Teníamos el mismo corte: el pelo largo, por debajo de los hombros, rematado en bucles. Debía rondar los cuarenta, e imaginé que dentro de unos años mi pelo sería como el de ella. Pudo haber sido un accidente lo que la dejó así. O tal vez ella, en la cocina de su casa, se roció con alcohol y después prendió un fósforo para dejarse arder.
Yo seguí hasta Barrancas. No soporté tanto sol y tanto dominguero suelto en la plaza. Caminé tres cuadras hasta lo de mi vieja. La subida de la plaza se me hizo lenta. Me hubiera gustado tener anteojos negros. En La Boca ya no podía estar. Todo me pareció inútil. Inútil comer, hacerme un mate o leer. Lo único que quería era salir de ahí. Mucho reviente acumulado y pocas ganas de enfrentar un domingo sola, en mi casa y encima con partido de fóbal.
Ya el viernes había desbarrancado. Yo que tranquilita me había ido a ver una peli, terminé saliendo con Peluche, Mome y Cons. Fuimos a La Cubana. Cons se fue rápido. A la hora nos pudrimos de los numeritos y nos fuimos a beber a otro bar. Peluche estaba callado. No podía engancharse en la conversación. Yo insistía en hablar de la vida. Cuando escuchó la palabra “looser”, me miró. Le dije que él no era ningún fracasado porque después de todo estaba con Cintia. No, no estoy más con Cintia. Uff, siempre decís lo mismo. Esta vez es en serio. Ahí Mome me pidió directamente que cambiara el subject. Entonces, le pregunté a Mome cómo estaba. Él estaba bien, se lo veía bien: siempre tengo la sensación de que los demás pueden estar mucho mejor que yo. Pero en este caso era cierto. Hacía unos años que Mome se había recibido y a fines de diciembre terminaba su curso de cámara. Ya tenía varios cortos y muestras en su haber. Tal vez lo más embolante de su vida fuera su trabajo estable: daba clases de literatura en un colegio secundario. Era sólo un detalle, y de algo hay que vivir. Y claro, también estaba el arrastre: todas morían por él. Mome: el impenetrable, el inaccesible, el histérico, el maniático, el fóbico, el obsesivo, el caprichoso, el consentido, el torpe... pero, después de todo, un tierno. Tan successfull que sentí envidia y me callé. Preferí beber antes que hablar. Yo no tenía mucho que contar. Por suerte, él estaba charleta. Su efusividad me distrajo. Peluche seguía ausente. Me acordé de una frase célebre de la Mirtus, mi madre, refiriéndose a sus hijos: “entre los tres, no hago una hamburguesa”. Pensé que si no hubiera sido por Mome, la frase habría sido perfecta. Se hizo de día, y nos fuimos. Cuando me acosté, preferí no mirar el reloj.

Al día siguiente la llamé a Lorena. Le conté de mi noche anterior y me preguntó por Peluche. Y la verdad que no lo vi muy bien. Suficiente para enterarme que el viernes anterior Peluche y Cintia habían ido a una fiesta-despedida de un alumno de Peluche: Jan, el belga. Cintia se puso a darle charla al gringo. Antes de ir a la fiesta, Peluche la había pasado a buscar por su clase de danza. Ella le pidió que fueran a su casa porque quería bañarse. Peluche entonces sospechó: ella nunca se baña después de danza...
Ella se agita, to´ la noche mueve la cinturita
Y pa´colmo usa pollera cortita
Que el meneo la levanta todita.
Ella es bonita: baila, mueve, se menea, se excita.
Cuando se le va parando solita
Ella sigue porque sabe que irrita.
Y pasó que Cintia estuvo toda la noche flirteando con Jan, en frente de Peluche, claro está. No le importó nada. A Peluche, sí, y creyó que lo más conveniente era irse. Se fue. Estuvo llamándola durante dos días, hasta que el lunes Cintia le contestó el llamado y le explicó que había estado tooodo el fin de semana con el alumnillo, garchando como conejos, pasándola pipa. Definitivamente, ella había dado por concluida su relación.

Mi sábado ya estaba programado. Por la tarde, un par de pelis, y a la noche tocaba Marilina, mi concubina. Después festejaba su cumpleaños en una cervecería de Almagro. Genial para mi filtración: no tenía que pensar en nada. Era sólo cuestión de poner el piloto automático y ya. La resaca se fue diluyendo a puro mate y agua. A las cuatro, acompañé a Marilina a la parada. Tenía que hacer la prueba de sonido. A veces, cuando la escucho tocar el violín en casa, me convenzo de que la música puede llegar a ser la solución a mi vida. Quién te dice, me voy a Salvador a aprender a tocar el pandeiro y listo. Asunto resuelto.
Compré puchos antes de volver a casa. En verdad, no quería fumar. Olía a cenicero desde que me desperté, y la ducha no mejoró mi estado. A las seis, me fui para El Conventillo de la Germán, cerca de casa. Agarré por Olavarría y, al pasar por lo de La Pocha, me encontré a los fotógrafos de la tanguería donde había estado laburando hasta hacía poco. No quise sentarme. Sabía que si empezaba a chupar mi programa del sábado se iba a ver seriamente modificado. Un vasito, insistieron los Pentax Boys. Bueno, sólo uno que me tengo que ir. Y cumplí. Apuré el vaso y me fui. Cuando llegué a la sede del festival de cine, recién estaban bajando los equipos del auto. Hippies colgados, pensé, y me volví a la pizzería donde estaban los fotógrafos para hacer tiempo hasta que instalaran todo.
Maldita la hora en que apoyé el orto en la silla porque fue para no levantarme hasta las nueve. Hablando de laburo nos bajamos unas cinco birras, sin contar la que nos invitó Giovanni, el dueño de La Gran Pocha. Y yo hice otro tanto con el atado de cigarrillos: sólo dos me quedaban cuando volví a casa.

No sé qué pasó con Salitre, no sé en qué momento se fue todo tan a la mierda. Tal vez haya sido mi triste costumbre de repetirme. ¿Qué hice para cagarla? No sé. Pero sí sé que me gustaba y mucho. Y eso me hacía estar en desventaja.
Lo conocí en La Coruña uno de esos días de noviembre (veintiuno, me acuerdo patente porque era el cumpleaños de Astrosa) en que hizo un calorrr terrible. Chivabas estando quieto. Vero, Maruca, Astrosa y yo hablábamos de la vida, y en eso confesé que me vendría muy bien una revolcada. Desde la historieta con Sham Poo que no había estado con nadie. Que me sacudan un buen rato, nada más. Como si fuera tan fácil. Porque después una quiere otra cosa. Si te cogen bien te enganchás. Y ahí perdiste.
De repente, las pibas detectaron la presencia de un chongueiro que estaba bárbaro. Las cuatro mirándolo pasar en su desfile hacia el baño. Me parece que lo conozco, dice una. Y la otra, sabés que a mí también me suena. De la tele, creo, es uno de esos actorcitos de series con alto rating. No, yo estoy segura de haberlo visto por el barrio, me suena de algún bar.
Al rato, vuelve a pasar. Le calculé el tiempo para interceptarlo cuando saliera del baño. Ese día yo había ido a nadar y estaba pilas. El culo firme, las gambas duras. De modo que lo enganché justo cuando cerraba la puerta. Le lancé los rayos congelantes, pero nada. Cuando salí del baño, se había acabado la birra y ya ni ganas de hablar teníamos. Decidimos salir a dar unas vueltas para ver si por lo menos afuera corría un poco de aire. Las pibas se adelantaron, y yo me quedé sacando la bici. Entonces, el bombón asesino se asomó por la ventana del bar y me preguntó si ya me iba. Sí, ¿por? ¡Qué lástima! ¿No te querés quedar a tomar una birra? Me encantaría, pero justo ahora tengo que hacer algo. Y ahí veo que el mozo le trae una Quilmes estúpidamente gelada y me decido: ok, antes de que te termines la birra, yo estoy de vuelta. ¿En serio me decís? Sí, claro. ¿Vas a volver entonces? Creeme que sí.
Las pibas escucharon todo desde la esquina, pero sin poder ver quién cornos era el chabón. ¡Grande Yuyú!, porque al explicarles que había sido el de remera roja, ése del baño, automáticamente me adjudicaron el Golden Levante del año. ¡Alabado sea el Señor por haber escuchado mis plegarias! Como Maruca se tenía que volver a Banfield, enfilamos para Alem, así se tomaba el bondi. En la esquina, vimos pasar el último 74. Otra vez subir hasta Perú buscando la parada del 45. Me aprovisioné de puchos y con la bendición de Lomas, volví a La Coruña, rogando que por favor no se hubiera ido. Até la bici en el mismo lugar de antes, y ahí estaba. Era hermoso. Una naricita, una boquita, unos ojitos. Me senté y al toque prendí un cigarrillo. Él sólo quería inhibirme. Canchereó un buen rato. Yo me puse en recia, pero con la cerveza mi supuesto endurecimiento hizo agua por todas partes. Terminamos rascando como dos adolescentes al bajar por Carlos Calvo. La Boca o tu casa, pregunté. Yo estoy acá nomás, salvo que me lleves en tu bici. Mirá, por más que sean veinte cuadras, puede llegar a ser mortal la travesía. Entonces, mi casa.
Fue cerrar la puerta y decir qué mierda estoy haciendo acá. Pero al ratito me mentalicé. ¿Qué esperás, Yuyú, una declaración de amor? No, la verdad que no, con que me chupe la casita un rato me conformo. Chapa y pintura. Y fue así. Increíble. La verdad que le ponés onda, Duilio. Y empezamos con ducha y mamona dorada. Un lujo. Esa noche dormí como un bebé.
Al día siguiente, me desperté con la mano de Duilio, yendo y viniendo por mi espalda, suavecito, azuquitar, always azuquitar. Le mordí el cuello, los pezones y casi me echo una siesta en su ombligo. Tan salado, tan canapé, que pensé, en cualquier momento la presión me sube a ciento ochenta. Pero tuvo que salir volando a atender el teléfono. Era su representante. Y sí, otro Pulpo Negro en mi haber, otro actorcito de cuarta para sostenerle el espejo. Aunque esta vez podía ser diferente. Si me ponía un poco las pilas, tal vez yo no iba a ser tan intrascendente. Porque este pibe, la verdad, mina que ve, mina que tiene. Si supieras, bombón, bombón masticable, porque sos un bombón y sos suculento, con este bombón: casamiento. Y ahí empezó el chamuyo loco de Yuyú, hablándole de mis antepasados tehuelches, haciéndole piruetas, aprovechando que justo la peluca estaba under control y me sabía las poses y el secreto del mate: siempre bombilla de cuero. Con toda la parafernalia de mi familia, los Larsen, y el vómito de confesiones tardías y cosas nunca dichas, Salitre, vení, si yo te quiero.
Antes de irme, me pidió el teléfono. No te preocupés, papi, yo tengo el tuyo, cualquier día te llamo. No, pará, dejame el tuyo. ¿Te parece? De una, no te voy a dejar ir así tan fácil. Si supieras... Igual, después supo todo, pero antes le dejé el teléfono. Dato: lo anotó con crayón rojo detrás de una fotocopia de un libro de Puig. Una más y me enamoro.

Hace años que la Mirtus viene aleccionándome sobre los tiempos y el hacerse desear. Pero yo tengo miedo de que cualquier día de estos me caiga una pianola en la cabeza y chau. Así que, aguanté hasta el domingo y lo llamé. ¿Qué otra cosa podía hacer? Si lo único que quería era matraca salada otra vez. Venite a casa. Bueno, te llevo un par de frutillas que tengo que no podemos desaprovechar; ¿tenés licuadora? No. Uff, sos un trucho; igual, no importa; vemos que hacemos.
Cuatro de la tarde, Malibú, hielo picado y frutillas hechas puré con la exprimidora de naranja. Y él que bebía, y yo que no quería perder el estilo. Porque sos tan lindo. Era tan lindo. No sé qué hacer con vos. Es muy fácil, chinita. Para vos, pero eso no se lo dije. Creí que lo mejor era hacer la gran ferme la bouche y ya. Después pintó peli: “La vereda de la sombra” en el Cosmos. ¿Lo ubicás a Polo? Claro que lo ubico, ¿qué te pensás, que el cerebro me lo olvidé en otra parte? Bueno, no te pongas tan agresiva. No, nada que ver, sólo que no me gusta que me subestimen.
De ahí, unas birras. Tuvimos que caminar tanto, pero tanto, que empecé a renguear. Hacía un par de meses, me había pisado un camión doble acoplado a la salida de la tanguería donde trabajaba. Después del accidente, la rodilla me había quedado mal. Los médicos me habían dicho que tenía que hacer rehabilitación, pero las colas interminables, el olor a cloroformo y sobre todo los vejetes decrépitos, me tiraron atrás a la hora de volver al Argerich. ¿Podés ir un poco más despacio? ¿Por qué?, ¿qué te pasa?, ¿qué te hacés la renga? Pero ¿por qué no te hacés hervir y después te tomás el agua? Vení, renguita, vení; acá está el bar al que te quería llevar.
Sólo dos birras me aguantó. Bueno, mejor así, así por lo menos me rescato un cacho y siento cuando me la pone, porque sino estoy anestesiada y no hay Príapo que me haga sentir una entubada. Fuimos otra vez a su casa. Él ya me había aclarado que no me podía quedar a dormir porque al día siguiente tenía que hacer cosas. Yo también, flaco, ¿qué te pasa? Y la verdad que yo no tenía nada que hacer. Ya había terminado de cursar. Tenía que estudiar, claro. Pero bueno, eso se maneja. No tengo la más puta gana de estudiar. Y ya el curso de portugués se terminó y también el de gotán. Y ahora, ¿qué mierda hago? Me despidieron de la tanguería y no me banco estar 24 horas en casa haciéndome la mujer disciplinada. No lo banco. No me banco. Y me parece que tampoco te banco, pero bueno, estoy acá, estás acá. No tengo adonde ir. No puedo quedarme en ninguna parte. A veces, creo que lo mejor sería tomarme el buque a Brasil y ya. ¿Y después qué? Después se verá. Si uno la piensa tanto no hace nada. Y, y, y... PLOC: Salitre peló ganso y, como quien no quiere la cosa, me vi acurrucándole el nene.
NO, Duilio, no. Esto no es así. Pero si te gusta. Sí, claro que me gusta, pero no tengo ganas. Además, esta chinita, como vos me decís, se tiene que ir a dormir a su casa. Y vos también, y se hace tarde. Bueno, está bien, tenés razón. No hay que rogar. Se subió los lompas y bajó a abrirme. Dudó al darme un beso. Fumás mucho, me dijo. Lo que quieras; que te vaya bien en la vida. ¿Qué?, ¿ya no nos vamos a ver más? No, tampoco exageres. Y me fui.

Lo di por concluido. Siempre doy por concluido todo antes de tiempo. Aunque no sé si es tan así. La Mirtus sostiene que las cosas decantan por su propio peso. En cambio yo estoy convencida de que hay factores que pueden precipitarlo todo. Porque esa última vez que estuve en su casa, cuando empezó el ajetreo antes de ir al cine, yo quise subir al entrepiso donde estaba su cama. Salitre tenía otros planes y me arrastró escaleras abajo. Quedé de espaldas a él. Con un brazo hizo fuerza para que yo me inclinara hacia delante, obligándome a meter la cabeza en el espacio vacío entre escalón y escalón. Con el otro, me atrajo hacia él, me corrió la tanga y ahí nomás me ensartó. Yo dejé que me perforara. Al rato, liberé mi cabeza y miré para atrás. Se estaba contemplando en un espejo de pie lo suficientemente alto como para reflejarlo por entero. Yo también aparecía reflejada, pero sólo de la cintura para abajo. ¿Querés pija, eh? Acá tenés. Un auténtico rey macho.
Tenía que olvidarme de él como fuera. Limpié toda la casa, nadé como un pececillo, me vi con amigochos, fui al cine, me emborraché y demás. Pero no fue suficiente. La Boca tampoco ayuda en estos casos. Siempre una cumbia al palo que, sin saber cómo, te hace temblequear toda la fibra. Y las ganas, claro, que venís masticando:
Que cuando no estás
me falta el aire.
Eres la razón... de mi existir.
Amor por favor...
Nunca me faltes.
Porque tú eres todo para mí.

Así que, otra vez estuve contando los días para llamarlo. Justo me iban a sacar una muela de juicio. La odontóloga me había aclarado que una vez realizada la extracción debía guardar absoluto reposo. Para que no existieran dudas, me pasó por escrito su decálogo de negativas: no fumar, no beber alcohol, no tomar mate ni café, no hacer ningún tipo de esfuerzo físico, no comer granos (arroz, choclo, etc) , no tomar nada ni muy frío ni muy caliente, no consumir aspirinas, no dormir sin almohadas, no hacer buches y no introducir ningún objeto extraño en la boca(!). O sea, en una semana me iba a transformar en una asesina serial. Mi ansiedad no tolera tantas restricciones. Por eso lo llamé. Un service antes del confinamiento involuntario.
Después de veinte minutos de charla, le tiré la onda para vernos esa noche. No, la verdad que no puedo. Mañana tengo que hacer cosas. ¿Qué cosas? Cosas... Pero no te preocupes que yo tengo tu teléfono, chinita. Más claro, echale agua, como diría el Pepe.
Y otra vez, días enteros de terapia, estimulando las endorfinas. Si hasta llamé a un amigo masajista como para que me tranquilizara. Porque el Ema viene, te pone los aceites, pero también te escucha. Mientras te prende unos sahumerios, está ahí, demoliéndote todita a pura mano recia, y a pura peluca on fire de todo lo que le largás. Che, Ema, me gustaría que esto funcionara, porque la verdad que Salitre me gusta. Pero si a vos te gustan todos, Yuyú, dejate de joder. Pero pará, pibe, ¿sos mi amigo o no? Soy tu amigo y por eso te lo digo. Sabés hace cuánto que me venís con la gran “este es diferente, no sé qué tiene, pero la verdad que me gusta”, y así. Yuyú, creo que antes deberías saber un poco qué querés...
Amar es algo hermoso
sólo es cuestión de un verso
(Amar y ser amado
es darse por completo)
Un amor como el nuestro:
No debe morir jamás.

El Ema tenía razón. Y me mantuve una semana firme en la decisión de no llamarlo. Pero ese sábado, después de haber estado empinando en lo de La Pocha con los fotógrafos, bueno, la carne tira. O mejor dicho, el alcohol afloja. Eran las nueve y Marilina iba a tocar recién a las once. Tenía tiempo. Si no llegaba al recital me podía aparecer más tarde por la cervecería. Y lo llamé. Venite a casa que en bici llegás de toque. En menos de diez minutos disimulé como pude la baranda a escabio, me cambié, pasé por el kiosco para aprovisionarme y llegué a su casa. Bajó a abrirme en cueros, y yo me quedé unos segundos parada, mirándolo. ¡Qué bomboncete, Dios mío! ¿Vas a entrar o no? Sí, claro. Me hubiera gustado violarlo en las escaleras, pero no supe cómo.
Hablamos un buen rato hasta que decidimos ir a comprar unas birras. Todo bien con la charla, papi, pero acá falta acción. Duilio por momentos me aburría. No tenía muchas luces y sólo de vez en cuando me hacía reír. En un momento, me preguntó si ya me habían sacado los puntos de la muela. Le conté que sí, que supuestamente mi vida había vuelto a la normalidad, pero que la última restricción seguía en pie. Qué lástima, porque esa boquita es lo más lindo que tenés. Y ahí, se acuerda que a las once, Palo tocaba en la Plaza Dorrego, gratis, ¿vamos? Bueno, dale.
Durante el recital, me mantuve detrás de él, a medio metro más o menos, en diagonal. Así podía verlo de perfil: esa naricita, esa boquita y sobretodo, su nuez. Cuando Pandolfo terminó de tocar, yo pensé que lo mejor era volver a su casa. Pero él insistió en dar unas vueltas por San Telmo. Es que justo me hablaron de un bar, La Cubana. Me ofrecieron hacer un número ahí, y me gustaría saber cómo es el lugar. Lo conozco, ayer estuve ahí con unos amigos. Bueno, ¿me llevás?
Era temprano todavía. Pasamos dos veces por la puerta, y no pude reconocer el lugar porque la persiana estaba baja. Che, creo que es acá, pero está cerrado. ¿Cómo que “creo? ¿No era que sabías dónde quedaba? Y justo ahí, se aparece la Natty, taconeando por Humberto Primo. La ayudamos a abrir, y al toque tuve que sentarme porque de tanta voltereta me estaba doliendo la rodilla. Salitre quiso que me sentara con él en el sillón, pero ya estaba harta de moverme. Bueno, quedate ahí si querés. Lo único que ahora te toca a vos pagar la birra, chinita. Y en eso, entra Ricagno(?) con una mina. Una mujer de aproximadamente treinta y cinco, morocha, narigona, ojos chiquitos, dientes torcidos. A mí, la verdad que no me dijo nada. A Salitre sí. Hubo un jueguito de miradas sutil, casi imperceptible, entre él y la veterana. No necesité más para entender que se gustaban. Cartón lleno.
Se pasó toda la noche tirándole los galgos, enfrente mío. Mirándola como una vez supo mirarme a mí esa noche de La Coruña. No pude cambiar mi cara de ojete, pero tampoco pude levantarme e irme. La bici la había dejado en su casa, y también le había dejado una copia de “Papu Gusanín”. No, la verdad que no merecía leer ese cuento. Y me quedé viendo cómo ellos se miraban, se hablaban, se rozaban. Sintiendo sus ganas de que yo me hiciera humo. Y para completar el cuadro, cayó Rodrigo con Coper y otro más que siempre está en todas partes, pero que nunca recuerdo su nombre. Yo no quería testigos, no quería que al día siguiente todos supieran dónde había estado. Igual, Rodrigo se comportó como un caballero. La verdad que esa noche me hizo la segunda. Porque le hice hacer cada cosa. En un momento, llegué a pedirle que se sentara al lado de Salitre –que a todo esto, seguía con la vieja dentuda- para escuchar todo lo que el enfermito le estaba diciendo a la otra. Definitivamente, la situación ya se me había ido de las manos.
Mirá, me quiero ir. ¿Ya? Pero si son las siete de la mañana, Duilio. Bueno, está bien, andate. No, vos no entendés, tenés que acompañarme porque dejé mi bici en tu casa. Uff, dejala y la pasás a buscar otro día. No, lo siento, jamás te dejaría a Danger.
Esperó llegar a la esquina para empezar a putearme. Que quién me había creído que era, que él era una persona libre, que no quería ninguna noviecita, que quería estar solo, que yo no podía hacerle escenitas en público, que, que, que. Él iba parloteando unos metros adelante mío; yo lo seguí rengueando hasta su casa sin decir una palabra. Llega un punto en que de tanto pucho y alcohol, se me seca la boca y ya no puedo ni modular.
En su casa, me devolvió el cuento. Antes de salir, le pedí permiso para usar el baño. Al tirar la cadena, me colgué mirando el embudo de agua que se formó por la presión de la descarga. Bajé la bici los dos pisos por escalera. Me abrió la puerta, y me fui sin siquiera mirarlo. Fija que éste se vuelve a La Cubana a buscar a la cachuza esa.

Cuando me desperté el domingo, quise volver el tiempo atrás. Negué con la cabeza como si todo lo que había pasado la noche anterior se pudiera borrar con ese simple gesto. Estaba sola. Marilina no había ido a dormir a casa. Me sentí sola. Hubiera dado lo que sea por tener a cualquier chongo ahí, al lado mío. Un bulto caliente en mi cama para que me enterrara su pija en la boca y así no sentir tanta angustia. Que cuando no estás, me falta el aire, se escuchaba desde el conventillo de Suárez. Seguro que eran los sobrinos de Coco el santiagueño, tan temprano y ya rompiendo la paciencia. No supe qué hacer conmigo. Antes de seguir pinponeando en ese encierro, preferí irme a lo de mi vieja.
Lo hecho, hecho está, pensé mientras prendía un pucho en la parada. ¡Qué tarada! Ni todo el refranero popular entero me hubiera servido de consuelo. El cigarrillo me dio asco y lo tiré. Y ahí, me entró a carcomer la culpa por no haber ido a lo de Marilina. Quise entender qué había pasado conmigo y no pude.
Marilina nunca supo que todo fue por el imbécil ese de Salitre. Antes de exiliarme en lo de la Mirtus, le había escrito una nota:
Lo siento,
nunca llegué a ninguna parte.
Feliz cumpleaños.
Pensé que con eso bastaba para explicarle mi ausencia sin aviso. ¡Qué cachivache! Siempre llego con el caballo cansado a todas partes. Tengo poca capacidad para relajarme. Tal vez debería volver a fumar porro, o hacerme budista. ¿Y si dejo de comer carne?
Giuliana Lanza, diciembre 2005.

jueves, 1 de mayo de 2008

Niño

Dicen que te fuiste a la montaña
dicen que volviste a tu pasión
de niño triste y llorón.

Dicen que te fuiste una mañana
temprano, un domingo y sin hablar
de tu soledad, de tu soledad
de niño triste y llorón.

Tal vez se te haga corta la partida
fumando un cigarrillo en un umbral
qué pena me da, qué pena me da
mi niño triste y llorón.

Copyleft Argentina estará en la FLIA


Copyleft Argentina se hará presente durante la 7ma edición de la Feria del Libro Independiente y Autónoma (FLIA) a realizarse los días 3 y 4 de Mayo en el "SEXTO KULTURAL",
Federico Lacroze 4181(2do y 6to piso) en Chacarita, Capital Federal.
En esta oportunidad participaremos activamente de la FLIA, contando con un stand que estará presente durante todo el desarrollo del evento. En el mismo, ofreceremos material gráfico de difusión, copiaremos CDs con material Copyleft e interactuaremos con los demás stands editoriales y de cultura independiente que se harán presente en esta doble jornada.
El sábado 3 a las 19hs en el segundo piso, brindaremos una charla-debate. La misma está titulada "¿Qué es el Copyleft" y buscará introducir a la audicencia en la problemática de la distribución y creación de obras intelectuales. Abordaremos la temática haciendo hincapié en diferentes puntos como "Derechos de Autor", "Piratería", "Licencias libres", etc. Al finalizar desarrollaremos un debate con el público acerca de estos temas. En la segunda jornada, el Domingo 4, esta vez a las 18hs. también en el segundo piso, realizaremos una proyección de cortos sobre diversas temáticas vinculadas al Copyleft. Entre los cortos que se mostrarán, podemos destacar: "Sé creativo", "Roba esta pelicula", "Copyright this", "No robarías", entre otras.
Invitamos a todos/as a participar de la FLIA, un espacio independiente que reúne a cientos de lectores, autores y editores que año a año construyen un espacio alternativo para conocer y difundir sus obras. Instamos además a sumarse a Copyleft Argentina para que la Cultura Copyleft esté presente en el evento.¡Traé un CD virgen para quemar con información, videos y material libre!
Ayudanos difundiendo esta gacetilla. ¡Nos vemos en la FLIA!
+ info:
www.feriadellibroin dependiente. blogspot. com
www.copyleft. org.ar
www.elasunto. com.ar

miércoles, 30 de abril de 2008

Salto al vacío

Doy un paso para ver
si el mundo sigue ahí
y puedo
elegir volver
dos pasos para atrás
dejar de respirar
ya ves
no somos nada,
más que aire
más que fuego
más que aire

Y sólo busco arder
y sólo busco arder

Soy el salto
y también,
el suelo al que vendré,
después,
a reencontrarme
no ves,
que soplo en espiral
que soplo mucho más que aire
más que fuego
más que aire

Salgo al ruedo y esta vez
el mundo no está ahí
para seguir andando
no ves, que queda nada más que aire
más que fuego
más que aire

Y sólo busco arder
y sólo busco arder

viernes, 25 de abril de 2008

Antes del Origen















Llegué a Sta Cruz queriendo ver todo con doble significado, el concreto y simple, por un lado, encubriendo al otro, el verdadero, el guiño que me hacía la vida diciéndome: ves? sólo había que irse, viajar un poco y volvés a encontrar el sentido. Este señor que te está llevando del aeropuerto al hotel te está diciendo algo más que lo que dice, no ves? esa luz de atardecer, la música que va escuchando, no ves que hay algo más? Pero no, no veía algo más, ni siquiera en la habitación del hotel barato que elegí , ni en la ciudad llena de “Cambas” racistas, ni en el pueblo al que huí para no ver la Navidad y terminé sin poder dormir en toda la noche por la música que arruinaba el silencio.
Tuve miedo de perder completamente las ganas de cualquier cosa, tantos kilómetros y tanta soledad al pedo; nada afuera, nada adentro.
Sólo me quedaba esperar a que llegue Vero y ver si mi malestar era puro y llano aburrimiento o una enfermedad que ya no me dejaría vivir en paz.
El 31 de Diciembre me levanté 7:30 am para ir hasta Sta. Cruz a buscarla, hacía un lindo frío matinal que me hizo revivir y hasta creí que todo se debía a que nunca me levantaba a esas horas de la madrugada.
Finalmente el lindo frío matinal se transformó en infierno al mediodía, y yo seguía esperando alguna noticia de la llegada de Vero, 100 vueltas a la plaza ,60 páginas de libro y 20 visitas a mi casilla de mail después tengo un horario aproximado para ir a buscarla a la Terminal: 6 de la tarde.

miércoles, 23 de abril de 2008

Teoría sobre el origen I

Según Marilina Linda-Linda nació el 1ro de Enero del 2007. Son las cuatro o cinco de una tarde samaipatense en pleno festejo del año que se venía. Autoparlantes en la calle a puro regetón, borrachines en todas las esquinas, niños, petardos, y gente vestida de domingo yendo de acá para allá con bebidas y comida. Desde la noche anterior, la fiesta seguía de largo.
Yo había pisado territorio boliviano un día antes, después de haberle hecho comer las uñas a Marilina durante seis horas en la estación de omnibus de Santa Cruz. Para mí todo había sido más feliz, empezando porque no era yo quien tenía que esperar, en esa ciudad enorme y calurosa, en medio del agite previo al fin de año. Desde la frontera le había mandado un mail dienciendo que llegaría a las seis de la tarde, y ahí estaba, paradita en la puerta de la terminal con todos mis bartulos. Apesar de que el bondi era una garcha, tuve la suerte de que cuando finalmente se rompió, ya estaba a dos cuadras de donde me tenía que encontrar con la otra linda. El encuentro fue -no podría haber sido de otra manera- emotivo: Lo - lo-gramos! Lo- lo-gramos!, gritamos abrazadas, y sin perder el tiempo nos tomamos un taxi, 50 km directo hasta Samaipata, el pueblito que Marilina había elegido para pasar año nuevo.Veníamos planeando el viaje desde mediados de septiembre, pero hasta último momento yo no sabía si iba a poder viajar. Marilina salía el 21 de diciembre en avión. Sobre la hora, el mismo día, yo le di el notición de que finalmente había conseguido alquilar mi departamento, o sea, la plata para poder estar fuera de Buenos Aires por tres meses, y que a más tardar en una semana la alcanzaría.
La noche del 31, lo único que se nos antojó fue charlotear y planear nuestro futuro cercano. Una rutina perfecta: por la mañana ejercicios de estiramientos, después del medio día cada una en la suya (mari sacando fotos y yo escribiendo) y a la hora del atardecer ensayo Linda-Linda.
Al día siguiente, el pueblo de estaba de festejo y nosotras, en otro plan. Nos habíamos dormido un rato después de media noche con menos de dos litros de paceña encima y levantado a las nueve para hacer el saludo al sol y desayunar. Ya habíamos almorzado y, Marilina, dormido la siesta. Estábamos lúcidas, enérgicas, casi listas para tocar. A eso le siguió el primer enfrentamiento con hippies.
-Chicos, no saben de alguien que nos pueda vender un poquito de porro.
-Uhhh, nooo, buenoooo, no sé. Nosotros tenemos algo pero...si quieren más tarde venganse con nosotros. Traigánse los instrumenotos, que allá hay otros locos que también están haciendo música. ¿Quieren colaborar con una moneda para el vino?
-No, la verdad es que queríamos comprar un poco para nosotras.
-Ahhh. Entonces no. Nosotros no la vendemos, la compartimos.
Mari había sido clara y rotunda; en mi opinión, un poco mala onda. Así que yo, insoportablemente conciliadora, intenté hacerles entender que era nuestro primer día, que hacía mucho que no nos veíamos y que necesitábamos ensayar, solas. Por supuesto no dio resultado y además de ganarme el odio de Marilina, por dar explicaciones, me tuve que bancar que esos rosarinos roñosos me llamaran "gringa".
Después de dar mil vueltas, conocimos un colombiano que nos dijo que tenía un amigo que no vendía pero que nos podía dar un poco, de onda. Con un poco de temor a encontrarnos con los hippies otra vez, seguimos al colombiano hasta el monte donde vivía su amigo, en una especie de iglú de paja y tierra rojisa. Un auténtico ermitaño, que sin pedir nada a cambio, nos facilitó una florcita y en silencio buda, rapidamente volvió a su cuevita de adobe. Fumamos durante un rato, de espaldas al pueblo; también nosotras, casi sin hablar.
Finalmente Marilina se decidió, abrió la valijita donde guarda el clarinete y nos pusimos a tocar. Seguido al tercer tema el ermitaño salió y se sentó sobre una piedra con la cara al sol. Antes de terminar el escaso repertorio que teníamos, improvisamos una versión de un clásico de Los doors, empalme Mañanas del Abasto, que nos mantuvo entretenidos todo el atardecer.
Arriba, de espaldas al pueblo empezaba a hacer frío. Bajó el sol, canturriamos, hasta casi verlo desaparecer.